El azul favorece exteriorización mientras que el rojo estimula la interiorización.
El rojo estimula al espíritu a corto plazo, pero lo fatiga si se usa demasiado tiempo
EL amarillo estimula el intelecto
El azul favorece a la meditación y al intuición, “abre” la mente y la hace receptiva a la comprensión.
El violeta calma la irritación y la angustia
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