“el fabricante que dedique su publicidad a forjar la personalidad más agudamente definida para su marca, obtendrá la mayor participación en el mercado, con el más elevado beneficio.”
La buena imagen de una marca es algo esencialmente aleatorio que depende en buena parte de los caprichos del público y de imponderables tan inasequibles como la moda o las expectativas sociales. Pero, de todos modos, conseguir esa buena imagen esta teóricamente al alcance de cualquier organización.
Una buena imagen de marca genera volumen de ventas y de ingresos en forma continuada a lo largo de los años. Los consumidores la compran porque la prefieren a otras, porque satisface sus necesidades practicas y también sus necesidades emocionales, lo cual traduce en satisfacción del usuario.
Una buena imagen de marca justifica casi siempre un mayor precio y en consecuencia mayor imagen de beneficio. Al satisfacer las exigencias del mercado, justifica un mayor ratio precio/valor y evita la terrible necesidad de acudir a los descuentos para seguir vendiendo.
Además, una buena imagen de marca es estupenda plataforma de lanzamiento de nuevos productos o incluso nuevos negocios. Nos da la confianza necesaria para corres riesgos, ya que sabemos que contamos con una base solida a la que podemos volver siempre que lo necesitemos para salir de apuros.
Una marca que disfrute de buena imagen, es susceptible de ser aplicada igualmente a otros productos de la misma línea, aportando ingresos adicionales con muy poca inversión y grandes posibilidades de éxito seguro.
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